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:: BIODANZA Y PAREJA ::
 

Art�culo de: JOS� LUIS CARDONA ESTRADA

INTRODUCCI�N

Uno de los aspectos que con m�s intensidad generaron no solamente cuestionamientos, sino adem�s movilizaciones importantes en mi vida a partir De la pr�ctica de la Biodanza es el de la relaci�n de pareja. La cantidad de transformaciones surgidas a partir de la vivencia no solo a nivel de la concepci�n, sino tambi�n a nivel de la manera como propongo las estrategias relacionales, son tan contrarias como el d�a y la noche.

De otra parte, el hecho de ser psicoterapeuta y al mismo tiempo especialista en familia, me ha ido acercando a una realidad que confronta absolutamente el momento social de nuestro tiempo en el espacio intrafamiliar. Aun hasta mediados de los a�os 60 en Colombia, las familias ten�an los influjos de la cultura estructurada a partir de un tipo de familia extensa, la cual se encontraba muy cimentada en la idea de que el sistema familiar adquir�a sentido a partir de la descendencia, lo que significaba que eran precisamente los hijos, quienes le entregaban el sentido a este universo. Desde este marco, una pareja que no tuviera hijos, recib�a el juicio social e incluso se convert�a en una de las pocas causales para la nulidad matrimonial aceptadas por la iglesia cat�lica (imperante en nuestro pa�s).

En el advenimiento de la era postmoderna a nuestra cultura, estos contenidos comenzaron a transformarse. Ya los presupuestos religiosos comenzaron a cuestionarse de tal manera que dejaron de tener sobre las personas una influencia tan elevada, la industrializaci�n se expandi� abiertamente y la fuerza laboral femenina se hizo cada vez mas necesaria; de la misma manera las mujeres comenzaron a tomar conciencia de su papel social y la necedad de reivindicar sus derechos, lo que lentamente brindo la posibilidad de tomar decisiones sobre ellas mismas y sobre su entorno mediato e inmediato, principalmente sobre su cuerpo. Paralelamente se comenzaron a cuestionar los prop�sitos de la cultura patriarcal y


 

las relaciones de pareja fueron tomando perspectivas diferentes a las que hist�ricamente hab�an tenido.

A partir de estos hechos se ha comenzado a percibir un cambio radical en el sentido que las relaciones de pareja tienen, sobre todo en la vida familiar; pues de encontrarse centrada en los hijos, hoy el centro se ubica en ella, lo que a promovido una transformaci�n cultural tan grande que a�n en pleno siglo XXI no logramos descifrar.

Es por ello que he decidido abordar el tema de la pareja en la monograf�a que me permite optar al t�tulo de profesor de Biodanza. Sin embargo quiero antes aclarar algunos aspectos que me parecen fundamentales.

El primero tiene que ver con la perspectiva desde la cual se construir� este trabajo, ye que si bien en un principio pretend� generar una din�mica vivencial que me permitiera descubrir los efectos de Biodanza en la relaci�n de pareja, al iniciar el proceso, con la ayuda de mi tutora y algunas de mis compa�eras de formaci�n, se gener� la discusi�n en torno a que tipo de pareja se hablar�a desde Biodanza, en tanto que si bien la teorizaci�n a este nivel es escasa para nosotros, existen algunos comentarios en los escritos de Rolando Toro al respecto que dejan entrever que esta no se enmarca dentro de las tradiciones religiosas o culturales nuestras, sino que traspasa fronteras que es importante conocer y ubicar en la perspectiva del enfoque bioc�ntrico. Es por ello que mi reflexi�n se ver� inscrita en la perspectiva de un ensayo que propenda por generar el marco te�rico que pudiera en alg�n momento darle piso al trabajo con parejas a partir de la Biodanza.

En segundo lugar quisiera concretar el marco de referencia desde el cual se propondr� la discusi�n; pues si bien al hablar de la vida en pareja podr�amos referirnos a cualquier espacio en el que las personas nos vemos obligados (o dispuestos) a relacionarnos con otra persona, esto es: la relaci�n madre (padre) �


 

hijo(a), amigos, compa�eros de trabajo o estudio, profesor - alumno, en donde puede existir simetr�a o complementariedad relacional, mi discurso estar� dedicado fundamentalmente a la reflexi�n sobre las parejas en las que existe un involucramiento mayor de orden afectivo y sexual, tal es el caso de los novios, compa�eros de hecho o matrimonios, aunque los postulados que se proponen igualmente pueden ser f�cilmente trasladados a este tipo de relaciones. De la misma manera, al hablar de pareja, en ella integramos a las que tienen un car�cter homosexual, dado que sabemos que en �ltima instancia las leyes que gobiernan la identidad de pareja son las mismas sean homosexuales o heterosexuales; sin embargo tambi�n tenemos que advertir que en ocasiones nos veremos obligados a dar explicaciones, la mayor�a de las ocasiones a trav�s de ejemplos que involucran a hombres y mujeres en relaci�n y no a parejas homosexuales, ello se debe b�sicamente a que esta es mi opci�n sexual y por tanto mi punto de referencia, no pretendo con ello proponer exclusiones.

La tercera aclaraci�n adquiere sentido en el hecho de que si bien con este escrito pretendo proponer un marco de referencia te�rico, el lector observar� que no existe una escuela te�rica a la que se le de fidelidad a excepci�n de la teor�a Bioc�ntrica. Con ello no quiero decir que le estoy dando paso al desorden o a la desestructuraci�n conceptual, sino que deseo abrir mis criterios hacia diferentes visiones que me permitan construir una propuesta bien cimentada y que sustente la vivencia hacia un verdadero proceso de integraci�n. Por ello se podr�n observar citados autores de corte psicoanal�tico, al lado de otros con enfoque costructivista, cognoscitivo o sist�mico, lo cual me plantea un reto b�sico al cual espero dar respuesta con el respeto que estas disciplinas me merecen: conjugar para dilucidar en beneficio de la Biodanza.

Y finalmente, quisiera referirme al tipo de lenguaje que deseo utilizar en la elaboraci�n del escrito (a partir de este momento). Escribir� en primera persona del plural, en tanto que quisiera involucrar al lector en la reflexi�n, me gustar�a que juntos exploremos este aspecto que estoy seguro es uno de los m�s coyunturales


 

para nuestras vidas. Pido excusas para quienes no se encuentren acostumbrados a este tipo relectura, perro mis motivos est�n fuertemente anclados en una experiencia afectiva y me mantendr� en ella haciendo eco a las mismas directrices de la Biodanza, sin que ello vaya en desmedro de la calidad del contenido. Espero que el sentirme acompa�ado en este viaje me lo haga a�n mas placentero de lo que ha sido a trav�s de la indagaci�n previa a esta elaboraci�n

La estructura de este trabajo

Dado que el punto crucial de nuestra discusi�n ser� la respuesta a la siguiente pregunta �De que manera la aplicaci�n de un proceso de Biodanza, orientada por la propuesta de la �pareja ecol�gica�, facilita la construcci�n de una mayor y mas efectiva comunicaci�n afectiva al interior de las relaciones de pareja de las personas asistentes a �l? dedicaremos la primera parte de nuestra discusi�n, precisamente al abordaje del tema de la identidad, ampliando el marco de referencia que hasta el momento hemos obtenido en nuestro proceso de formaci�n como profesores de Biodanza, para comprender la forma c�mo ella se estructura y dinamiza, lo que a la postre nos permitir� incluso comprender por que los conflictos de pareja son b�sicamente atentados contra esta esfera de la realidad interna del ser humano.

Seguidamente, nos adentraremos en el mundo de la pareja, exploraremos los postulados de diferentes te�ricos del amor, observando muy detenidamente los aspectos que algunos de ellos proponen y que se convierten en mitos o en talanqueras para vivir una vida en pareja sana y que promueva el crecimiento abordaremos algunos postulados de Rolando Toro y que confirman tanto nuestras intuiciones como las de otros autores, para desembocar en un espacio testimonial personal y ajeno, haciendo �nfasis en los aspectos que a juicio de algunos compa�eros de formaci�n, han sido los aportes que la Biodanza ha dado tanto a sus relaciones de pareja. Finalmente formularemos algunas conclusiones que orienten un poco el que hacer del profesor en una clase con parejas.


 

Por su puesto todos estos aspectos se encuentran abiertos al escrutinio de quienes ya han transitado tiempo atr�s por este bello mundo, me abro completamente a su aporte y su cr�tica para, con el tiempo ir depurando este contenido y d�ndole la forma que a mi juicio merece.


 

CAPITULO 1 LA IDENTIDAD INDIVIDUAL


 

EL NECIO

(silvio Rodriguez)

Para no hacer de mi icono pedazos

Para salvarme entre �nicos e impares

Para cederme lugar en su Parnaso

Para darme un rinconcito en sus altares

Me vienen a convidar a arrepentirme

Me vienen a convidar a que no pierda

Me vienen a convidar a indefinirme

Me vienen a convidar a tanta mierda

Yo no s� lo que es el destino

Caminando fui lo que fui

All� Dios, que ser� divino

Yo me muero como viv�

Yo quiero seguir jugando a lo perdido

Yo quiero ser ala zurda m�s que diestro

Yo quiero hacer un congreso del unido

Yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro

Dir�n que pas� de moda la locura

Dir�n que la gente es mala y no merece

Mas yo partir� so�ando travesuras

(Acaso multiplicar panes y peces)

Dicen que me arrastrar�n por sobre rocas

Cuando la revoluci�n se venga abajo

Que machacar�n mis manos y mi boca

Que me arrancar�n los ojos y el badajo

Ser� que la necedad pari� conmigo

La necedad de lo que hoy resulta necio

La necedad de asumir al enemigo


 

La necedad de vivir sin tener precio

PROCESO DE INTEGRACI�N E IDENTIDAD

El proceso de integraci�n goza de un punto nodal a partir del cual gira, estamos hablando aqu� de �la identidad�. Todo proceso de desarrollo humano, y por l�gica este, requiere que la persona adquiera completo conocimiento de su esencia como ser humano y de la perspectiva que a partir de este descubrimiento est� en condiciones de dar a su vida, tal como elegir una carrera, las b�squedas a nivel laboral, el establecimiento de metas� el tipo de pareja que busca.

Sin embargo, la comprensi�n de el ser es uno de los ejercicios vol�til, toda vez que nos encontramos inmersos en una cultura que distrae permanentemente (a trav�s de los medios de comunicaci�n, el mercantilismo, la publicidad o filosof�as individualistas) esta necesidad existencial.

Definiendo la identidad

J. Habermans (1983:63) en su libro La Reconstrucci�n del Materialismo Hist�rico, dedica un capitulo a la formaci�n de la identidad del yo, la cual define como �la competencia de un sujeto que es capaz de lenguaje y acci�n, para dar satisfacci�n a determinadas exigencias de consistencia�, definici�n que, en primera instancia, plantea el hecho que nos estamos refiriendo a una capacidad (competencia) adquirida durante el proceso evolutivo del ser humano y en segunda instancia, esta se encuentra dirigida hacia la satisfacci�n real y adecuada de sus necesidades internas y externas. Dicho sea de paso, esta competencia se genera en el marco de las interacciones sociales.


 

Erickson, por su parte hace una formulaci�n similar en la cual ratifica la importancia de dichas interacciones, sobre todo en el marco dom�stico que es el mas inmediato al individuo: �la intuici�n de la identidad del yo es la confianza acumulada de que la unidad y continuidad que se tiene a los ojos de terceros, se corresponde con una capacidad de mantener una unidad y continuidad interiores�1; lo que propone que para poder hablar de identidad en un ser humano, es necesario que este tenga cierta conciencia de si mismo y de lo que se representa para los dem�s.

Rolando Toro aduce que la Identidad es �el �nico y sus atributos�, es decir �lo que cada persona �es� esencialmente frente a cualquier otro sistema de realidad�. Y adiciona que se fundamenta en la estructura gen�tica (...) �La Identidad se manifiesta no s�lo a nivel celular y visceral sino tambi�n en el nivel psicol�gico-existencial� y mas adelante expresa una definici�n que si bien la considera insuficiente la asume de gran valor operativo: � La capacidad de experimentarse a si mismo como entidad �nica y como centro de percepci�n del mundo, a partir de una ineludible y conmovedora vivencia corporal�2.

Esta formulaci�n nos ubica en un marco, a mi modo de ver bastante incluyente de las propuestas expuestas por Erickson y Habermans, super�ndolas en el sentido de que adem�s de una percepci�n de car�cter cognitivo, Toro incorpora al concepto la percepci�n corporal como un elemento fundamental para la construcci�n de la identidad personal, en tanto que la �conciencia de Identidad es la capacidad para experimentarse a s� mismo como entidad �nica y como centro del percepci�n del mundo�3.

Ahora bien, Heidegger (citado por Toro) propone que �La interpelaci�n de la Identidad habla por el Ser del ente� y ello no involucra en la discusi�n filos�fica que sobre ella se ha tejido hist�ricamente.

1 ERICKSON, M. Citado por HABERMANS.(1983:63).

2 TORO, Rolando. Identidad. En: Curso de Formaci�n Docente de Biodanza.

3 TORO. Op. Cit.


 

La filosof�a y el Ser

La filosof�a cl�sica propuso el tema del ser como un elemento de discusi�n que

durante mucho tiempo acapar� la atenci�n de estos pensadores.

En el marco de sus discusiones se formularon sentencias como la siguiente

�Lo que diferencia la suerte de los mortales, puede reducirse   a tres condiciones fundamentales:

1.       Lo que uno es: pues, la personalidad en su sentido mas alto. Por consiguiente, se comprende aqu� la salud, la fuerza, la belleza, el temperamento, el car�cter moral, la inteligencia y el desarrollo.

2.       Lo que uno tiene: as� pues, la propiedad y el haber de todas clases.

3.       Lo que se representa: sabido es que por esta expresi�n se entiende de la manera como los dem�s se representan a un individuo; por consiguiente, lo que est� en su representaci�n. Consiste , pues, en su opini�n sobre �l, y se divide en honor, categor�a y gloria.�4

Adentr�monos un poco en este contenido, el cual resulta interesante para nuestros fines.

Si bien esta subdivisi�n tiene sentido en el orden explicativo, a nivel pr�ctico el contenido se diluye, en tanto que se hace dif�cil desligar del individuo todos los aspectos que forman parte del universo relacional propio; universo que involucra tanto lo interno como lo externo. As�, el ser integral no solamente se encuentra constituido por lo que le es dado gen�ticamente, sino de la misma manera por lo que adquiere externamente en su relaci�n con el medio. De esta manera, en el orden de ideas propuesto por este autor, ser�a imposible desligar de la identidad del lo que este tiene y lo que representa, ya que ello tambi�n lo define y este se relaciona con el mundo a partir de estas posesiones y de lo que representa y busca representar para los dem�s.

No es el mismo, ni se enfrenta a la vida de la misma manera, una persona que vive en un barrio subnormal de una gran ciudad, y cuyas posesiones no alcanzan a encontrarse mas lejos que las que requiera para mantenerse con

4 SHOPENHAUER. Divisi�n Fundamental. En ______________________  .


 

vida, que quien habita sectores estrato seis y que a todas luces puede darse el lujo de desear mas de lo necesita con la seguridad de poderlo adquirir, o el campesino que con lo que tiene le basta para lograr su sustento. Tampoco lo es quien sus actos, pensamientos y sentimientos resultan validados y valorados externamente, que quien se siente an�nimo, marginado, invalidado o descalificado cotidianamente

Estamos seguros que la complejidad del ser humano no admiten reduccionismos tan marcados, m�s bien y por el contrario ser�a necesario ver las cosas de una manera mas integrativa - tal vez sist�mica- para lograr comprender una dimensi�n tan grande como la de la identidad.

LA CONSTRUCCI�N DE LA IDENTIDAD

Desde este orden de ideas, nos atrever�amos a proponer que ella se constituye a partir de los elementos vivenciados desde los planos intrapersonal e interpersonal (relacional), en procesos complejos que se organizan en el individuo y constituyen su repertorio para comprender y asumir la vida.

Elementos constitutivos de la identidad

Antes de iniciar una comprensi�n mas a fondo de estos dos planos de construcci�n de la identidad, convendr�a hacer un alto para realizar una diferenciaci�n de cuatro conceptos que a lo largo de este texto estar�n siendo manejados con frecuencia, en tanto que tienen que ver con la identidad como proceso psicol�gico: s�-mismo, autoconcepto, yo y personalidad; conceptos definidos por Ausubel y Sullivan (1983:12) para explicar el desarrollo del yo y que calzan espl�ndidamente a nuestros fines, en tanto que nos introducen en el contenido al que a continuaci�n vamos a referirnos.

�1) S�-mismo: es una constelaci�n de percepciones y recuerdos individuales que constan de la imagen visual de la propia apariencia f�sica , la imagen auditiva que evoca el sonido propio del nombre, las im�genes de las sensaciones Kinest�sicas y de la tensi�n visceral, los recuerdos de acontecimientos personales, etc.


 

2) Autoconcepto:es una abstracci�n de las caracter�sticas esenciales distintivas del s�-
mismo que establecen una diferencia entre la existencia consciente de un individuo,
por una parte y el ambiente y otros s�-mismos por otra. En el curso del desarrollo se
vinculan con el autoconcepto diversas actitudes evaluativas, valores, aspiraciones,
motivos y obligaciones.

3)    El yo: es el sistema organizado de las propias actitudes, motivos y valores interrelacionados que resulta de dicha vinculaci�n.

4)    Personalidad: es un termino a�n mas inclusivo que el �yo�. Comprende todas las predisposiciones conductuales caracter�sticas del individuo en un momento dado de su vida. Abarca as� los aspectos perif�ricos, transitorios y triviales, adem�s de los centrales de su repertorio Conductual�.

El t�rmino personalidad fue propuesto desde el psicoan�lisis para designar una estructura concreta a nivel ps�quico, que puede ser observada a trav�s de ciertos rasgos que dan cuneta de ella. Sin embargo en los �ltimos a�os, a partir de las construcciones conceptuales de las teor�a de la complejidad, la discusi�n en torno a la personalidad �pas� de una consideraci�n de rasgos a una perspectiva procesual de la personalidad�5 que ha permitido comprenderla como una construcci�n que se realiza a trav�s de patrones de organizaci�n que facilitan la facultad humana de realizar procesos de adaptaci�n que al mismo tiempo definen su identidad, a partir de su capacidad relacional.

Con todo, podr�amos afirmar que la identidad se constituye en la vivencia de ciertos patrones de organizaci�n del �sistema personalidad�, el cual involucra como elementos los aspectos: corporal, emocional, intelectual y espiritual del individuo, y que se estructuran a trav�s de un proceso que involucra:

1.      La percepci�n de s�-mismo

2.      La distinci�n entre el s� mismo propio y el de los otros individuos.

3.      El   autoconcepto o la autoimagen lograda a partir de las evaluaciones hechas a �ste.

4.      Los comportamientos y las relaciones establecidas en consecuencia con ello.

Moreno 2003


 

Rolando Toro de una manera mas completa y ajustada a los objetivos de la Biodanza, lo grafica de la siguiente manera.


 

 

Perm�tasenos ahora extendernos un poco sobre la manera como se dinamizan en lo humano estos patrones de organizaci�n sist�micos que definen la identidad de un individuo; no sin antes aclarar que estas intuiciones son el


 

resultados de la lectura critica de algunos textos, la cual si bien resulta incompleta, tambi�n est� absolutamente sujeta a discusi�n.

Para iniciar esta exposici�n, pensamos importante entregar un marco de referencia bioc�ntrico desde donde sea posible comprender el sistema personalidad y la manera como este se organiza.

�C�mo se estructura lo vivo? *

En un muy completo libro llamado �La Trama de la Vida�, el f�sico Fritjof Capra (1999:171). se hace la pregunta de �qu� es la vida?; Y a partir del abordaje de connotados te�ricos aclara que tanto la vida como todo lo vivo, se origina a partir de procesos muy complejos que se dan en estados de no-equilibrio, es decir desde el caos y que a pesar de generarse desde all�, se dirigen hacia el orden a partir de din�micas de autoorganizaci�n que les permiten manifestarse de una manera u otra.

En otras palabras, lo que la ciencia ha descubierto es que todo lo que se considere vivo, tiene la capacidad de ordenar su propio desequilibrio y producir todo lo necesario para adaptarse a los cambios y requerimientos que le propone el medio que lo rodea. Es decir que todo sistema vivo tiene ante todo una capacidad auto-organizadora (autopoyetica seg�n la propuesta de Maturana en la Teor�a de Santiago) a trav�s de la cual se crea y recrea permanentemente con el fin de lograr su adaptaci�n.

En este orden de ideas, el concepto de auto-organizaci�n surgi� a partir del reconocimiento de que este proceso es posible por la existencia de una red interaccional que se construye a trav�s de los elementos constitutivos del sistema. Red que se convierte en el patr�n organizador de sus estructuras.

* este texto es una adaptaci�n del trabajo presentado por mi para el 8� encuentro Internacional de Equipos de trabajo en la Ciudad de Guanajuato (mexico) y que titula �descubriendo y modificando los patrones personales que afectan tu participaci�n en equipos de trabajo)


 

La din�mica de los patrones de organizaci�n

Aclarando un poco mas lo expuesto, todo sistema vivo posee una estructura a

trav�s de la cual logra su manifestaci�n f�sica, y un patr�n de organizaci�n a

trav�s de la cual dicha manifestaci�n se efect�a. Capra, propone la tesis de que

adem�s es necesario tener en cuenta el proceso, el cual se define como �la

actividad que se ocupa de la continua corporizaci�n del patr�n de organizaci�n del sistema�6.

Estructura, organizaci�n y proceso, son inseparables y se hace necesario comprenderlos plenamente para de la misma forma comprender la manera como se dinamiza un sistema vivo.

Maturana y Varela (1996:28) definen el t�rmino organizaci�n como �las relaciones que deben darse entre los componentes de algo para que se lo reconozca como miembro de una clase espec�fica� y estructura como �los componentes y las relaciones que concretamente constituyen una unidad particular realizando su organizaci�n�. Adem�s, explican ambos conceptos a partir de un ejemplo bastante esclarecedor.

�En el excusado la organizaci�n del sistema de regulaci�n del nivel de agua consiste en las relaciones entre un aparato capaz de detectar el nivel de agua, y otro aparato capaz de cortar el flujo de entrada de agua. En el ba�o de la casa esta clase de artefacto se realiza con un sistema mixto de pl�stico y metal, consistente en un flotador y una v�lvula de paso. Esta estructura espec�fica, sin embargo, podr�a ser modificada reemplazando el pl�stico por madera, sin alterar el hecho de que seguir�a siendo un escusado�

El ejemplo, nos permite dar un paso mas en la conceptualizaci�n, pues parece claro que si bien la estructura puede tener algunas modificaciones, lo que no podr�a cambiarse es el patr�n de organizaci�n establecido. Y si este llegara a

ibid, p.173


 

transformarse se convertir�a en algo completamente diferente a lo que inicialmente era.

En el caso de los sistemas no vivos, este proceso resulta f�cil de observar y definir; sin embargo al trabajar con sistemas vivos e inteligentes, nos hallamos ante una dificultad importante, ya que sus componentes se encuentran en continuo cambio, dado el flujo incesante de materia y energ�a que ocurre a su interior y que facilitan su crecimiento, desarrollo y evoluci�n, para lo cual estos organismos requieren de la permanente presencia de procesos auto-reguladores que ayuden a que la mencionada organizaci�n se logre en el sistema y as� �ste logre su supervivencia en el medio.

Ahora bien, hemos venido refiri�ndonos a los sistemas vivos y no vivos; resulta conveniente, a esta altura, concretar el sistema del cual queremos dar cuenta en este escrito.

El Sistema Personalidad

El creador de la Teor�a General de los Sistemas, Ludwing Von Bertalanffy en el desarrollo de su teor�a, evidenci� la manera como es posible descubrir sistemas en los diferentes campos de estudio cient�fico: biol�gico, f�sico, social e incluso psicol�gico; en su discusi�n se centr� en postular algunas consideraciones desde la perspectiva psicofisiol�gica y en la manera como es posible aplicar los contenidos propios de su teor�a y de la cibern�tica en los proceso que se realizan en sistema ps�quico del individuo: �las nociones de �equilibrio�, homeostacia�, retroalimentaci�n�, �stress�, etc. ser�n de origen tecnol�gico o fisiol�gico, pero aplicables m�s o menos bien a fen�menos psicol�gicos� y agrega que �los te�ricos de sistemas coinciden en que el concepto de sistema no est� limitado a entidades materiales sino que puede aplicarse a cualquier �todo� que consista en �componentes� que interact�en�.


 

Bertalanffy (1994:109) en su texto, realiza una importante discusi�n en torno a la necesidad de observar al ser humano como algo m�s que funciones o mecanismos y aclara que a partir de la segunda guerra mundial se generaron una gran cantidad de estudios que pretenden dejar de �considerar al hombre como un aut�mata reactivo o robot sino como un sistema activo de personalidad, t�rmino este que comenz� a ser usado por el autor de este escrito, pero en un contexto diferente de aplicaci�n al propuesto por Bertalanffy: el de la interacci�n e interdependencia entre cuatro elementos estructurantes: cuerpo, emociones, intelecto y esp�ritu, extra�dos de la teor�a de Bob Hoffman (1992:121) quien denomina a este sistema (sin considerarlo como tal) �la cuadrinidad�.

El Proceso De Construcci�n Del Conocimiento... el proceso de construcci�n

de la identidad

Pero a ello volveremos mas adelante, continuemos con el desarrollo del concepto patr�n, pero ahora visto desde una perspectiva diferente pero igualmente complementaria: la epistemolog�a. Ella comprendida en t�rminos de Bateson, como la manera como �los organismos o agregados de organismos particulares conocen, piensan y deciden�7; Bradford Keeney(1994:27) lo plantea de la siguiente manera �en t�rminos m�s generales, el estudio de la epistemolog�a nos lleva a reconocer c�mo construyen y mantienen las personas sus h�bitos de cognici�n�; Maturana lo define como �conocer el conocer�, lo que se convirti� en una pasi�n para algunos cient�ficos (especialmente bi�logos) y que sac� la tem�tica del dominio de los fil�sofos, en tanto que el conocimiento dejo de verse como una funci�n exclusiva de la mente (y del alma) para ser comprendida desde la perspectiva psicoficiol�gica y en general biol�gica.

Bateson citado por Keeney 1994. Pg 27


 

Acorde con ello, los epistem�logos han descrito la manera como en los seres humanos se hace posible la adquisici�n de un conocimiento*. Este implica un proceso que comienza con el establecimiento de ciertas �distinciones�.

Distinguir es un procedimiento b�sico por medio del cual es posible establecer que algo no es lo mismo que otra cosa, por ejemplo es por este medio que diferenciamos una mesa de una silla o una silla mecedora de otra para el comedor y por tanto se utilizan de diferente manera. A simple vista esto no tiene mayor importancia, pero mir�ndolo a profundidad, es algo fundamental, ya que ellas �son la base para cualquier acci�n, decisi�n, percepci�n, pensamiento, descripci�n, teor�a, o epistemolog�a�8. A partir de las distinciones se establecen los l�mites y las fronteras que facilitan la construcci�n de un universo de conocimientos particulares y generales. El lenguaje juega un papel de privilegio en este proceso: al nombrar algo de una manera determinada lo diferenciamos de lo otro, lo que genera la necesidad de crear nuevos c�digos para su identificaci�n.

Posteriormente al establecimiento de distinciones, es posible llegar a las descripciones, es decir a una dimensionen la que se enuncian las cualidades del objeto de conocimiento (para lo cual igualmente es necesario hacer distinciones).

Siendo las distinciones y las descripciones la base para la adquisici�n del habito cognitivo, el siguiente paso es el establecimiento de puntuaciones. Una puntuaci�n se podr�a definir como: la manera como el individuo organiza los datos (relaciona las distinciones hechas) para que ellos adquieran sentido en el contexto desde el cual enmarca su vida. As� una persona puede hacer distinciones que tengan que ver con el modo de vestir y el clima, por ejemplo: un pantal�n blanco, y el hecho de que llueva y plantearse una puntuaci�n seg�n la cual �cada vez que me pongo

* Desde la perspectiva de autores como Von Forster, Bateson, Varela y Maturana, no se habla de un conocimiento que necesariamente implique un proceso de razonamiento; este termino abarca igualmente la adquisici�n de contenidos que a cualquier sistema vivo le facilita la supervivencia. De esta manera, la planta por ejemplo siempre dirigir� sus ra�ces hacia el lugar donde existe agua o sus ramas hacia el sol, esto se considera conocimiento en este sistema. 8 Keeney Op. Cit. p.33


 

el pantal�n blanco llueve�. Al puntuar, las personas generan un marco de referencia que se convierte en algo as� como la lente a trav�s de la cual perciben, interpretan el mundo y dan significado a acontecimientos y vivencias que ocurren en �l.

Estas puntuaciones tambi�n son organizadas por el individuo a trav�s de pautas o patrones por medio de las que se definen estructuras complejas (de personalidad) a trav�s de las cuales el individuo dinamiza su existencia y establece sus formas personales de ser, hacer, sentir y comportase en el mundo. Es decir que estas pautas de puntuaci�n definen la manera como el individuo se presenta y relaciona ante si mismo, los otros y el universo.

Patrones De Organizaci�n Del Sistema Personalidad

Lo antedicho nos permite realizar lagunas apreciaciones que faciliten la comprensi�n de lo que en un primer momento nos propusimos: determinar la manera como los patrones personales facilitan o entorpecen estructura y la din�mica de un equipo de trabajo (entendiendo este de la misma manera como un sistema vivo y con igual condici�n de acciones auto-organizativas y auto-correctivas)

El Sistema Personalidad denominado por Bob Hoffman: la cuadrinidad, est� conformado como ya dijimos por cuerpo, emociones, intelecto y esp�ritu, este autor, precursor de la psicolog�a transpersonal, ide� un proceso a trav�s del cual fuera posible observar, reflexionar y desprogramar los condicionamientos negativos adquiridos en la infancia a trav�s de lo que denomina s�ndrome del amor negativo.

A su vez, Manuel Almendro (1995:361) quien a trabajado con Hoffman y conoce bien el �Proceso Hoffman De La Cuadrinidad�, sintetiza de una manera notable los postulados de �ste en su libro Psicolog�a Y Psicoterapia Transpersonal.


 

�El cuerpo alberga a la trinidad: ser emocional - ser intelectual - ser espiritual.

Seg�n Hoffman el cuerpo es el depositario de las percepciones sensoriales, sufre

los s�ntomas f�sicos causados por los conflictos no resueltos, es conductor de la

programaci�n gen�tica, depositario del recuerdo, etc.

En esta trinidad se puede hablar de una dualidad formada por el ser emocional y el

ser intelectual, que ser�an los dos aspectos programados de la trinidad.

El ser emocional o el ni�o, como tambi�n se le llama, es el aspecto programado

que crea los sentimientos que se expresan a trav�s del cuerpo con dos aspectos

distintos:

El   negativo,   ni�o/a   emocional   negativamente   programado,   con   emociones

negativas como ansiedad, miedo, angustias, culpa, en fin, sentimientos de no ser

digno de ser amado. El positivo que demuestra emociones infantiles positivas,

como la espontaneidad, la creatividad, la curiosidad, etc.

El ser intelectual es el aspecto programado que crea los procesos de pensamiento.

Esta programaci�n incluye lo que ideamos, c�mo pensamos, nuestra l�gica

personal y nuestras creencias. El intelecto analiza, racionaliza, critica, justifica,

discute, juzga, etc. caracter�sticas que pueden ser negativas o positivas seg�n la

motivaciones. El ser espiritual ser�a un aspecto puro, no programado, que conoce y

busca la verdad; es todo sabidur�a y amor, tiene la capacidad de resolver el

conflicto entre el intelecto y el ni�o�

Por su puesto, no es nuestra intenci�n adentrarnos en los �mbitos explicativos de la psicolog�a transpersonal, sin embrago las intuiciones de Hoffman al respecto de los aspectos programados del la personalidad del individuo, nos sirven como marco para asumirlos como las pautas o patrones de organizaci�n que estructuran su din�mica de personalidad. As�, Las vivencias infantiles van construyendo (programando), bien sus bloqueos, bien sus potencialidades de expresi�n.

Cada uno de los acontecimientos que van transcurriendo por la vida del ni�o, se convierten en posibilidades para el aprendizaje, este, como ya se dijo, conlleva un proceso que ahora se explicar� un poco mas detenidamente, a trav�s de un ejemplo.


 

Pongamos el caso de un ni�o de cuatro a�os de edad que sistem�ticamente ha buscado la manera de agradar a sus padres y lograr su atenci�n; atenci�n puesta ahora en su hermana menor acabada de nacer y que ha comenzado a acaparar las miradas y comentarios no solo de ellos, sino tambi�n de cada una de las personas que llega a la casa de visita. Su inter�s por notarse lo lleva inicialmente a realizar conductas que agraden a sus padres como ser mas conversador, creativo o esmerado en el cuidado de sus cosas y como estas no dan resultado lo hace ahora a trav�s de otras que los padres cre�an ya superadas para su edad, tales como orinarse en la cama o querer dormir en la mitad de los dos.

Si bien es posible que estas t�cticas generen la respuesta que el chico requiere y que nuevamente sus comportamientos vuelvan a lo acostumbrado, toda vez que sus padres caen en cuenta del error y cambian su actitud (involucrando en ello a los visitantes con los que se dialoga previamente para que asuman una actitud de mas prelaci�n con su hijo mayor) lo que le lleva a darse cuenta de su lugar en el espacio familiar y a sentirse seguro del amor de sus padres, tambi�n lo es que ello no ocurra y dadas las exigencias que trae la llegada de un nuevo miembro a la familia y los azares que el hecho produce para los padres, estos interpreten esas conductas como simples impertinencias de su hijo o un simple inter�s de este de llamar la atenci�n (a lo que no se le puede hacer caso, pues se corre el peligro de que se convierta en un caprichoso).

Tanto en el primer caso como en el segundo, el ni�o adquiere un conocimiento a cerca de la manera como es percibido por sus padres y de la misma forma del lugar que ocupa tanto en el espacio familiar, como en el mundo. En el primer caso las distinciones que establece el peque�o pueden estar encaminada hacia comprender que no necesita competir y que el simple hecho de ser el hijo de sus padres es suficiente para ser atendido y validado; por tanto es posible suponer que su autoestima se fortalecer� y las puntuaciones que establezca frente a la vida sean de asertividad, optimismo, creatividad... Sin embargo en el segundo caso, la propuesta ser� diferente y eso podr� contribuir a que se constituya en su


 

personalidad un patr�n, por ejemplo de invalidaci�n, lo que har� que la postura frente a la vida sea de desconfianza, prevenci�n, competencia, mendicidad o dependencia afectiva, infantilismo etc.

Las distinciones que el chico hace, pueden estar mediadas por descripciones a cerca de la conducta que sus padres realizan en t�rminos de preferencia sobre su hermana o en su propio desempe�o como persona. As�, se construir�n puntuaciones como: �mi hermano es mejor que yo�, �mis padres prefieren a mi hermano, en cambio a mi me desprecian�, � mis esfuerzos no son v�lidos�, �no vale la pena esforzarse si ello no es percibido ni validado� o algunas otras mas definitivas y lapidarias como �no valgo nada�, �no debo entregar mi amor porque ser� traicionado�, �a mi nadie me quiere�.

Por su puesto es necesario aclarar que no es posible que este tipo de estructuras se construyan de una manera tan simple, a partir de un solo evento, son los diferentes hechos que ocurren durante el tiempo, los contextos en los que se dan y la manera como el peque�o organiza (desde sus sensaciones y emociones) las distinciones realizadas, lo que se convierte en un conocimiento, en t�rminos de lo que nos interesa: un patr�n.

Siguiendo con nuestro ejemplo, este patr�n de �invalidaci�n�, genera en nuestro personaje, ahora adulto, una inclinaci�n bastante pronunciada hacia la aparici�n frecuentes de pensamientos y actitudes de autoexclusi�n, cr�tica permanente, insatisfacci�n personal frente a la vida, invalidaci�n de las experiencias de los dem�s, falta de amor propio, desconocimiento de la autoridad, etc. y desde all� relacionarse consigo mismo y con los dem�s.

Ahora bien, la manera como estos patrones se organizan en el individuo ni�o, est�n tambi�n muy mediados por la manera como fueron organizados por sus padres, as� es posible encontrar patrones que tiene una historia muy larga y que se han trasmitido de generaci�n en generaci�n, siendo por decirlo de alguna


 

manera, reciclados en cada una de ellas, a trav�s de nuevas formas de presentaci�n.

Hab�amos mencionado anteriormente que el sistema personalidad goza, como todo sistema vivo, de capacidad auto-organizativa, es entonces posible comprender ahora como se da esta, tomando el ejemplo que venimos desarrollando como conductor.

El patr�n de organizaci�n psicol�gico imperante, podr� verse evidenciado permanentemente en su cuadrinidad, es decir, tanto en su cuerpo, como en su esfera emocional, en su intelecto y en su capacidad y b�squeda trascendente.

Es posible que las manifestaciones corporales vayan desde una tendencia a la somatizaci�n de los conflictos a trav�s del sistema gastrointestinal (gastritis, Ulceras, colon irritable, colitis, etc.) hasta posiciones corporales que bien pueden mostrar una fuerte tendencia a la curvatura de la espalda (que denote pasividad o abatimiento), o por el contrario erecci�n de esta, sacando el pecho exageradamente, (posici�n que muestra una tendencia a la confrontaci�n y la rivalidad). En el �mbito emocional, se podr�a observar una tendencia al retraimiento y la depresi�n, predominancia de los miedos o la rabia, la cual la mayor�a de las veces ser� reprimida por la necesidad de validaci�n permanente. En el plano del intelecto, podremos observar una fuerte tendencia a la auto-culpabilizaci�n o al juicio de los dem�s, necesidad de participaci�n compulsiva y dificultad para decir no. Y finalmente, su esfera espiritual tal vez este mediada por la religiosidad, en busca de �gur�s� que le aseguren la trascendencia y tendr� dificultad para mantener y vivenciar su fe, en tanto que hasta este punto la invalidaci�n supera la capacidad de confianza.

LA IDENTIDAD COMO UNA CONSTRUCCI�N SOCIAL


 

Retomando lo expresado anteriormente cuando expusimos el proceso a trav�s del cual se logra la identidad, tenemos que

1.      Al lograr la percepci�n de s�-mismo estamos estableciendo las distinciones

2.      La distinci�n entre el s� mismo propio y el de los otros individuos, para lo cual es menester generar descripciones entre unos y otros.

3.      El autoconcepto o la autoimagen lograda a partir de las evaluaciones hechas a �ste. Lo que implica el establecimiento de una puntuaci�n

4.      Los comportamientos y las relaciones establecidas en consecuencia con ello, las cuales van estructurando pautas de relaci�n que se mantienen en el tiempo y se dinamizan en los diferentes contextos acorde con las necesidades particulares del sistema.

Como vemos, el c�mo se perciba el individuo a si mismo tiene que ver: con la maduraci�n de las estructuras fisiol�gicamente necesarias para que este proceso se de (el sistema nervioso central), el desarrollo cognitivo y motivacional logrado a trav�s de sus propias experiencias vitales y la relaci�n con el medio social circundante que es quien le entrega la informaci�n necesaria para que por una parte se sienta, como persona, parte de la especie y por tanto perteneciente a ella y por otra, como individuo, completamente diferente y con rasgos propios que lo hacen �nico e irrepetible.

Rolando Toro complementa esta afirmaci�n de la siguiente manera:

�El proceso de Identidad de s� mismo, del pr�jimo y de los objetos no es est�tico, sino esencialmente din�mico y transitivo. Podr�amos decir que existe una sincronicidad perfecta entre las transformaciones de la Identidad del sujeto y la de la identificaci�n del mundo.

Esto sucede tambi�n con el mundo percibido. La realidad es la misma, hay una constante en ella, una especie de estructura superestable y, sin embargo, ella se modifica cualitativa y cuantitativamente en cada momento�.


 

Finalmente, quisi�ramos referirnos a la frase con que Habermans cierra su capitulo �desarrollo moral e identidad del yo�9:

�la identidad del yo hace referencia a una libertad que se autolimita, en la intenci�n , ya que no de identificar, si al menos de conciliar la dignidad con la felicidad�

�Cu�nto se autolimite la libertad individual? Depender� de las posibilidades que haya construido (o construya) la persona para hacer frente a la vida, acorde con sus patrones de organizaci�n de la identidad personal y a partir de all� de sus valores, preferencias, las fuerza de sus deseos, etc., tanto como con las posibilidades entregadas por su contexto social inmediato o mediato.

La construcci�n de la identidad desde la interrelacionalidad

Como ya venimos observando la identidad no solo se estructura, sino que tambi�n se manifiesta es a partir de la relaci�n consigo mismo, sino que en ella juega un papel de primac�a la idea de el �otro�, el cual le da sentido y existencia psicol�gica.

Ya el psicoan�lisis lacaniano propuso que el sujeto solo podr�a concebirse como tal en la medida que el �otro� lo �nombrara�, en una relaci�n establecida a trav�s de un proceso que involucra una din�mica especular en donde la funci�n de espejo la realiza ese �otro�, qui�n a la postre define el papel que el yo juega en el universo. La gr�fica propuesta desde esta teor�a es la siguiente.

YO    ------------------ y Otro

 

yo

Op. Cit. p.83


 

en donde yo es fundamentalmente el deseo del otro, es decir Es lo que para el otro signifique, no lo que realmente Es, y termina por serlo en el transcurso de su existencia.

L�gicamente el marco en el que este proceso se produce con m�s fuerza, es el espacio familiar.

Magdalena Le�n (1994) haciendo un an�lisis sociol�gico de la relaci�n �familia� � �g�nero�, explica la trascendente importancia que para ello tienen el conjunto de relaciones familiares en el que se encuentra inmerso el individuo en formaci�n. Seg�n ella �el desarrollo personal se toma como la expresi�n de un proceso muy complejo, que lleva a la construcci�n de la identidad, el cual se piensa como algo en permanente desarrollo y por lo tanto mutable en la vida de cada sujeto. En otras palabras, la identidad se constituye y reconstituye en los diferentes ciclos de la vida familiar�.

De otra parte, Berger y Luckman (1978:217) en un art�culo titulado �la sociedad como realidad subjetiva�, aclaran que la �identidad se forma por procesos sociales y una vez cristalizada es mantenida, modificada y a�n reformada por procesos sociales�.

Estos autores, incluso llegan a afirmar, no sin fundamento, que hasta los m�s m�nimos impulsos o manifestaciones corporales de las personas, se encuentran afectados por los mencionados procesos sociales. En este sentido, tanto la cultura, como la estructura social, definen lo que es permitido o rechazable en el contexto de la pr�ctica personal o social del individuo, llegando a ser tan grande su control que puede llegar hasta mutilar y matar.

�la sociedad tambi�n interviene directamente en el funcionamiento del organismo, sobre todo con respecto a la sexualidad y la nutrici�n. Si bien ambas se apoyan en impulsos biol�gicos estos impulsos son sumamente pl�sticos en el animal humano(...) La sexualidad y la nutrici�n se canalizan en direcciones espec�ficas, socialmente m�s que biol�gicamente, y esta canalizaci�n no solo impone l�mites a esas actividades, sino que afecta directamente las funciones del organismo. As� pues el individuo el


 

individuo exitosamente socializado es incapaz de funcionar sexualmente como objeto sexual �impropio� y tal vez vomite cuando se le ofrece un alimento �impropio� (...) Por ello , puede decirse que la realidad social determina no solo la actividad y la conciencia , sino tambi�n, en gran medida, el funcionamiento del organismo�10.

Es decir que el papel de ese �otro� en la identidad personal es tan grande como los l�mites individualmente constituidos en el proceso de socializaci�n lo permitan, l�gicamente asumiendo que esos �otros� inmediatos (generalmente los padres o sustitutos de ellos, incluso la apareja) son quienes facilitan o impiden la formaci�n de dichos l�mites.

Adentr�monos ahora en lo que nos convoca para este trabajo: la relaci�n de pareja, vista como uno de los espacios en los que experimentamos lo que somos lo que somos y nos desarrollamos y desenvolvemos como individuos.

BERGER y LUCKMAN (1978:225)


 

CAPITULO 2 LA IDENTIDAD DE PAREJA


 

POR QUIEN MERECE AMOR

(Silvio Rodriguez)

Te molesta mi amor, mi amor de humanidad

y mi amor es un arte en su edad

te molesta mi amor, mi amor de surtidor

y mi amor es un arte mayor

Mi amor, es mi prenda encantada

es mi extensa morada, es mi espacio sin fin

Mi amor,   no precisa frontera

como la primavera     no prefiere jard�n

Mi amor, no es amor de mercado

porque un amor sangrado, no es amor de lucrar

Mi amor,   es todo cuanto tengo

si lo niego o lo vendo     para que respirar

Te molesta mi amor,   mi amor de juventud

y mi amor es un arte en virtud

te molesta mi amor, mi sin antifaz

y mi amor es un arte de paz

Te molesta mi amor, mi amor de humanidad

y mi amor es un arte en su edad

te molesta mi amor, mi amor de surtidor

y mi amor es un arte mayor

Mi amor, no es amor de uno solo

sino alma de todo lo que urge sanar

mi amor,   es un amor de abajo

que el devenir me trajo     para hacerlo empinar

Mi amor, el m�s enamorado

es del m�s olvidado en su antiguo dolor

mi amor,   abre pecho a la muerte

y despe�a su suerte     por un tiempo mejor

mi amor,   este amor aguerrido

es un sol encendido por quien merece amor


 

LA CONSTRUCCI�N DE UNA IDENTIDAD DE PAREJA

Quisiera ahora entrar en uno de los mundos m�s dif�ciles de abordar hoy en d�a: el mundo de la pareja.

Pero antes de iniciar este viaje, me gustar�a volver a plantear la pregunta que inicialmente formulamos, de tal manera que no perdamos el rumbo de nuestro discurrir conceptual.

�De que manera la aplicaci�n de un proceso de Biodanza, orientada por la propuesta de la �pareja ecol�gica�, facilita la construcci�n de una mayor y mas efectiva comunicaci�n afectiva al interior de las relaciones de pareja de las personas asistentes a �l?11

Para lo cual inicialmente abordaremos la inquietud de la pareja ecol�gica a trav�s de una conexi�n con el concepto identidad trabajado en el capitulo anterior; para

10   cual nos hacemos una nueva pregunta orientadora: �C�mo construir una
relaci
�n de pareja con identidad propia, que no afecte la identidad individual de
quienes la conforman?12

Cuestionamiento �ste que necesariamente trae consigo otros m�s del car�cter de: �es posible hablar de identidad de pareja?, �qu� aspectos connotar�a una relaci�n de pareja con identidad?, �existen modelos de parejas en las que sea perceptible dicha identidad? O �esta es simplemente una formulaci�n te�rica y por dem�s ut�pica?.

Espero, al responder dichos interrogantes poder poner alguno de los cimientos para una comprensi�n te�rica del trabajo de Biodanza a este nivel.

11   Ver el aparte: estructura de este trabajo en la Introducci�n

12  La cual trabajaremos en el presente cap�tulo, para en el siguiente abordar la
forma c
�mo la Biodanza contribuye a la formaci�n de este tipo de pareja.


 

Cuestionando la realidad familiar y de la pareja

Afirm� arriba que el abordaje de la relaci�n de pareja es uno de los m�s complicados hoy en d�a, dado que si bien es com�n encontrar en los seres humanos una necesidad de construir un espacio de este tipo para su desarrollo existencial, tambi�n lo es observar las sensaciones de frustraci�n que al hacerlo se produce. Y es que la vida en pareja se ha complejizado demasiado, hasta el punto de convertirse en lo que Mar�a Ladi Londo�o (2002:17) denomina �un espacio peligroso�. Ello todos lo sabemos, sin embargo continuamos nuestras b�squedas tal vez de una manera desenfrenada, pero siempre con la esperanza de llegar a sentir de manera permanente el calor y la felicidad que en algunos momentos llenan nuestro coraz�n cuando por fin sentimos que nos hemos tropezado con �el Amor�.

Y es que para poder hablar de relaci�n de pareja, nos tenemos que referir al amor y all� encontramos otro escollo m�s en el camino, pues much�simo se ha dicho en torno a este tema, todos (y aqu� no temo generalizar) nos sentimos en condiciones de decir algo en torno al tema y muchos lo han hecho desde la perspectiva te�rica, muchas veces generando mas insatisfacci�n, temor, y zozobra, a tiempo que la pluma inquieta de algunos m�s (algunos de los cuales espero haber consultado con el respeto que me merecen), brindan una luz esperanzadora en un mar agitado que necesita ser conquistado.

Empecemos entonces el caminar recogiendo la mirada m�s que pesimista, realista de la mencionada autora y veamos que ocurre al final del viaje.

Cuando Mar�a Ladi Londo�o puso a consideraci�n el texto: �el amor como una met�fora que da respuesta a la necesidad humana�, en la cual insiste que �ste no es m�s que una hip�tesis a trav�s de la cual los seres humanos vivenciamos nuestras fantas�as por un mundo armonioso y digno, levant� mas de una ampolla. Su tesis resultaba agresiva, mucho m�s cuando como colof�n de sus argumentos se atrevi� a afirmar que el matrimonio es una instituci�n que cayo en el espacio de


 

la obsolescencia, poniendo en tela de juicio las ventajas que desde la perspectiva del control social y la vida espiritual trae consigo la uni�n marital a la que el com�n de los mortales desea llegar.

Por m�s controvertido que sea este planteamiento, no podemos negar que tiene una gran dosis de veracidad. Pero miremos, un poco de soslayo, por que no podemos ahondar demasiado en ello, los argumentos de Londo�o y descubramos sus contribuciones a nuestro inter�s.

�Amor?... � libertad?

El primer aspecto que resalta esta autora, tiene que ver con el hecho incontrovertible de que el amor es fundamentalmente libertad. Ya muchos otras personas que escribieron sobre el amor, entre ellas Erick Fromm, krishnamurti, Octavio Paz, el Dalay Lama y hasta San Pablo en el nuevo testamento, han hecho esta afirmaci�n. Lo novedoso de este planteamiento est� en el hecho de que se realice una afirmaci�n tan categ�rica en el sentido de que no somos de ninguna manera libres, por lo cual �no sabemos amar. Y no sabemos amar porque no hemos aprendido a ser libres; no hemos aprendido a vivir en libertad como tampoco hemos aprendido a amar en libertad�.

El amor hace parte de la vida y mientras la libertad no haga parte de ella tampoco �l nos habitar�. Los esquemas impuestos para la vida en pareja, se han propuesto desde perspectivas completamente r�gidas que echan por la borda cualquier vivencia de este tipo. Resulta ut�pico pensar en ello toda vez que en nombre del amor se tejen las m�s aberrantes comportamientos de alienaci�n y violencia de que seamos capaces los seres humanos y que vivenciamos por fuerza en el espacio primordial; el espacio familiar.

Y es que la familia es una instituci�n, tal y como lo es la pareja. Y si el amor solo puede ser experimentado desde la vivencia de la libertad, cualquier intento por


 

limitarlo es una forma de atentar contra �l, por tanto es posible afirmar que no es raro que el amor se diluya en este medio. Como en toda instituci�n la familia, tal y como nos la han presentado hasta el momento, posee reglas, condicionamientos, l�mites estrictos y jerarqu�as, prima la autoridad jer�rquica sobre la afectiva, se imponen respetos, se exigen distancias y obediencias, o por el contrario se diluyen estas para convertirse en una masa informe de seres humanos con escasez de identidad y abundancia de conflictos.

En nuestras familias se difumina ese proyecto �tico de la vida en armon�a con el cosmos propuesto desde todos los sistemas religiosos y espirituales.

�El amor es paciente, es servicial;

El amor no tiene envidia, no es presumido ni orgulloso;

No es grosero ni ego�sta,

No se irrita, no toma en cuenta el mal;

El amor no se alegra de la injusticia; se alegra de la verdad.

Todo lo excusa, todo lo cree,

Todo lo espera, todo lo tolera�

(1corintios 13, 4-7)

Y que decir tiene, el modelo de pareja presentado para nosotros desde la sociedad actual, telenovelizado, estereotipado y centrado en exclusividades que m�s que proporcionar vida a los compa�eros, restringe el mundo al proyecto de vida de uno de los dos, se fundamenta en la muy mal entendida fidelidad y en torno a ella la violencia va de la mano con el miedo, la represi�n, la frustraci�n y la patolog�a.

Ahora bien, no es contra el amor, contra quien la autora (y nosotros) expresa su inconformismo, es contra la manera como lo vivenciamos. Pues es claro que el amor tiene un gran valor salv�fico para la vida humana. La sacralidad de la vida est� dada desde la sacralidad y la vivencia del amor. Es a ese amor al que Biodanza le apunta, es a ese amor al que en nuestro texto buscaremos darle sentido, significado... opci�n.


 

Amor que encontramos en todas y cada una de las relaciones de las que hacemos parte, pero que, como dec�amos en la introducci�n de este trabajo, dirigiremos fundamentalmente al que le da paso a la conformaci�n y dinamizaci�n de la vida en pareja.

La prehistoria del amor

Pero... �como surgi� el amor?, la respuesta la encontramos en el texto escrito por la antrop�loga Elizabeth Badinter en su libro �El Uno Es El Otro� (1987:17) que aunque est� dedicado al seguimiento hist�rico y antropol�gico de la diferenciaci�n sexual y la discriminaci�n femenina, brinda algunas luces a nuestra b�squeda.

Badinter parte del hecho de que antes de comenzarse el humano a distinguir del resto de los primates, ten�an las mismas costumbres de estos en t�rminos de la vida cotidiana y la reproducci�n, lo cual implicaba que cada uno en la manada deber�a proveerse su alimento y defenderse de las dem�s fieras que compart�an con ellos los espacios (estamos hablando de una �poca hace entre ocho y nueve millones de a�os). Tanto el trabajo en grupo como la divisi�n de las funciones entre hombres y mujeres fue muy posterior y se inici�, al parecer, cuando para estos prehom�nidos se comenz� a plantearse el problema de las estaciones secas prolongadas y con ello la aparici�n de las sabanas peligrosas, lo que los oblig� a aprender a transportar su alimento y llevarlos hacia sitios m�s seguros. Para Helen Fisher13 , este es el origen de los b�pedos, que crea una triple mutaci�n: f�sica, sociol�gica y afectiva. Los cambios en la estructura anat�mica comenzaron a surgir de una manera dram�tica. Cambi� la formas de los pies (sobre todo la anatom�a del dedo pulgar),los tobillos, las piernas y la pelvis se aline� y consolid� para soportar el peso del tronco, lo que tubo en principio consecuencias nefastas para las hembras que se vieron obligadas a parir hijos prematuramente, lo que obligaba mayores esfuerzos para la consecuci�n de los alimentos y el cuidado de

Citada por Badinter p.22


 

sus cr�as, las cuales depend�an mas y por mas tiempo de ellas. Y es este entonces, el momento hist�rico que interesa a nuestros fines:

�Con las sucesivas generaciones, la selecci�n del trabajo a favor de los protohominidos, que copulaban durante la mayor parte de su ciclo mensual. Las hembras empezaron a perder su estro y su vida cotidiana cambi�. La receptividad sexual permanente de la hembra y la copulaci�n frontal iniciaron, seg�n Fisher, uno de los intercambios fundamentales de la raza humano: el amor. Sus atractivos permitieron sobrevivir a las hembras y crear relaciones econ�micas con los machos. Aprendieron a repartirse las tareas, a intercambiar carne y vegetales. La actividad sexual lo hab�a unido y la dependencia econ�mica reforzaba este lazo�.14

As�, es como el amor surge discriminado de la acci�n puramente instintual, para convertirse en uno de los elementos que define la manera como se establecen las relaciones entre los humanos y de manera especial, la de los hombres con las mujeres (y podr�amos afirmar de igual manera de los hombres y mujeres con personas de su propio g�nero). no fue posible para nosotros encontrar referentes bibliogr�ficos, que nos permitiera conocer la forma como el amor fue ubic�ndose, adem�s, en un espacio nodal de la relaci�n con el universo, con la vida... con su Dios (o sus Dioses).

La historia del amor

Esta distinci�n nos lleva a otro punto hist�rico que nos gustar�a mencionar. Y es �a partir de que momento el amor se vincula con el romance? Harville Hendrix (1991: 281) plantea que los matrimonios rom�nticos, si bien se han podido rastrear a lo largo de toda la historia, estos s�lo llegaron a convertirse en una �forma cultural predominante�, a finales del siglo XXI y b�sicamente en el mundo occidental. �hay indicaciones hist�ricas de la tendencia que hubo en el siglo XVI a la fusi�n del romance y el amor creando el matrimonio por amor en el mundo accidental (...) despu�s del renacimiento y la reforma, que dieron origen al concepto de los derechos individuales, a las instituciones democr�ticas y al

14 Ibid. P 23


 

estatus cambiante de la mujer, el matrimonio se convirti� gradualmente en una fuente de satisfacci�n individual y comenz� a cumplir su funci�n estabilizadora de la sociedad).

Acorde con Hedrix la tipo de relaciones rom�nticas, se encuentran citadas en todas las mitolog�as al igual que en la literatura mundial, aunque ligadas a experiencias de relaci�n extramarital y con connotaci�n generalmente adultera, lo que nos dar�a una idea del tipo de pareja que se constitu�a antes de esta �poca la cual se establec�a b�sicamente por conveniencia y se manten�an posiblemente gracias a presiones, econ�micas, sociales, pol�ticas y religiosas o al logro de cierta funcionalidad (de nuevo se vislumbra la importancia de la distribuci�n de roles y funciones al interior de la vida de pareja).

�Antes del per�odo moderno, desde el siglo XVI hasta nuestros d�as, la forma de matrimonio dominante en el mundo accidental era el matrimonio arreglado, que se basaba en aspectos econ�micos, pol�ticos o de posici�n social y que ten�a el prop�sito de mantener determinada realidad social. Esta forma de matrimonio todav�a predomina num�ricamente en las actuales sociedades no occidentales. Otra forma de matrimonio que ha existido a lo largo de la historia y que existe en muchas culturas es el matrimonio esclavo, en que a la pareja �habitualmente la mujer- la compra un hombre por medio de la �moneda de intercambio� que se utiliza en esa cultura: dinero, cerdos, b�falos de agua, etc. El c�nyuge comprado habitualmente tiene y educa los hijos, realiza gran parte del trabajo dom�stico, carece de propiedad y de derechos y puede ser vendido si se desea o es necesario.

(...) Las relaciones amorosas pueden existir y existen en todas las culturas, pero el matrimonio que se basa en el amor y en la elecci�n mutua requiere libertad de opci�n e igualdad de sexos. Sin embargo, la libertad es un estado relativo, y la mayor�a de los matrimonios en el mundo occidental todav�a son arreglados y los c�nyuges a�n se escogen por su valor. No obstante la esfera se ha trasladado del mundo social y objetivo al mundo privado y subjetivo. La elecci�n de pareja en una sociedad democr�tica est� arreglada por el inconsciente, y el valor de la pareja se determina por medio del juicio inconsciente de su habilidad para proporcionar la satisfacci�n ps�quica de necesidades emocionales. El matrimonio rom�ntico o por


 

amor est� influenciado, o quiz�s determinado por los padres, aunque no tengan conciencia de esto ello ni la pareja15.

Si bien nos seduce la idea de iniciar la discusi�n psicoanal�tica que nos propone al final el autor lo que en este momento no s resulta mucho mas relevante es cuestionarnos frente a la utilidad de la relaci�n de pareja en la historia, ya que mas que en el transcurrir del tiempo, como vemos, ha estado mas ubicada en el plano de la funcionalidad que en el del v�nculo afectivo que se genera entre amor (el cual abordaremos a fondo un poco mas adelante) y funcionalidad en las relaciones de pareja.

El amor y la funcionalidad de la pareja

Hace poco le� un peque�o fragmento en donde se hac�a referencia a un texto en el que el autor se preguntaba si �el amor es suficiente para construir una buena relaci�n de pareja?, A lo que respond�a que naturalmente el amor por si solo no lleva a la pareja al �xito; lograr amarse no es condici�n suficiente para que la pareja funcione, antes es necesario que ambos encuentren el sentido y el significado a dicha relaci�n. El amor de pareja se construye, no es algo que simplemente se logre por el simple ejercicio de estar con el otro y la funcionalidad en este �mbito depende de much�simos factores que la determinan, tales como una adecuada estrategia comunicacional y tener claridad sobre lo que cada uno de los miembros de la pareja desea de ella.

Ahora bien, podr�amos decir que es precisamente la unidad entre funcionalidad y amor lo que da muestra de la identidad de pareja.

�PODEMOS HABLAR DE IDENTIDAD DE PAREJA?

Ya en el capitulo anterior nos dimos a la tarea de explicar a nuestro modo la manera c�mo se construye y dinamiza la identidad individual. Aclaramos que ella


 

se estructura a trav�s de un proceso que dura la vida entera del individuo y que para ello se requiere de la presencia de �otro� que se convierte no solo en observador, sino tambi�n en referencia para el individuo. Tambi�n aclaramos que ese �otro� puede llegar a obstaculizar, tanto como a potencializar las opciones individuales a trav�s de sus lenguajes validadores (legitimadores) o invalidadores (deslegitimadores).

Lo anterior ser�a v�lido para un individuo, pero �lo es para los grupos de individuos?. Si la identidad de una manera resumida es el ��nico y sus atributos�, lo que se considere como �nico (sea un individuo, una pareja o un grupo) goza de esta propiedad. Existe la identidad de pareja, la identidad de familia o la identidad de un grupo. Como ya lo enunciamos, lo que le da identidad a alguien (s� � mismo), es la especificidad que le dan los patrones de relaci�n que establece ese alguien tanto interna como externamente (con los otros s� � mismos) y que lo hace de una parte �nico en tanto especie, pero particular en tanto individuo.

En el caso de una pareja, podr�amos decir que tiene su propia identidad en la medida que su estructura y din�mica cotidiana est� influenciada por patrones de relaci�n estructurados a su interior y que la hacen particular ante otras parejas que por muy similares que sean en sus maneras de relacionarse, nunca ser�n iguales.

Dejando esta claridad hecha, pasemos ahora a plantear �c�mo se estructura la identidad de pareja?

Definiendo el amor

Para ello en primera instancia ser�a necesario definir �qu� es una relaci�n de pareja? Y para ello tendremos que seguir las pistas que nos han dejado los te�ricos del amor, pues en su totalidad es en esta experiencia vital en la que se ha enmarcado la vida de pareja.


 

Como ya lo hemos enunciado, muchos autores han discurrido sobre el tema del amor, Robert J. Sternberg (2000: 155) nos recuerda algunas de las teor�as pr�cticas del amor.

En primera instancia retoma a Freud y comenta que acorde con su teor�a el amor se defin�a en t�rminos de la sexualidad sublimada: el amor es una manera de sublimar nuestros deseos sexuales inaceptables, reconociendo algunos de ellos, de modo que se vean como socialmente aceptables, de la misma manera este proceso se experimenta tanto para la elaboraci�n del complejo edipico y en la etapa de latencia cuando el ni�o y la ni�a se ven obligados a reprimir sus acciones ante el objeto de deseo (el padre de sexo opuesto, o sus amigos o amigas).

Por su parte Theodore Reik, considera el amor como la manera de sobreponerse ante la insatisfacci�n personal. Este autor propone que los individuos buscamos el amor y, en mayor medida la pasi�n en los momentos de insatisfacci�n con la vida propia, ocurre igual con otras personas que buscan la salvaci�n en la religi�n o en las drogas. Dado que es imposible que alguien externo a uno mismo le de la salvaci�n y el sentido a la vida propia existen tres alternativas: adaptarnos a un nuevo tipo de amor, vivir eternamente con la frustraci�n de saber que no es posible hallar la salvaci�n a trav�s de un semejante o empe�arse en continuar la b�squeda con la idea de lograr el objetivo con las consecuencias emocionales que ello conlleva. En una tesis similar Melanie Klein asume que el amor deviene de la dependencia de las dem�s personas para encontrar la satisfacci�n de las necesidades personales. Abraham Maslow de la misma manera lo asume como proveniente de las necesidades de seguridad y pertenencia y plantea la existencia de dos formas de amor: Deficiencia de amor cuando existen carencias personales producto de la falta de algo que no se tiene y presencia de amor, que resulta del deseo de autoactualizaci�n y actualizaci�n de la pareja (este representa el m�ximo nivel de satisfacci�n personal).


 

Sternberg afirma que cada una de estas teor�as son propias de las condiciones hist�ricas experimentadas por los autores, es decir por los contextos sociopol�ticos imperantes.

Lo que nos llama la atenci�n es la concepci�n del amor puesta siempre en la perspectiva de una falencia, de algo que le falta a la persona, podr�amos inferir que en estas circunstancias el amor solo ser�a posible en la medida que el sujeto no tuviese clara su identidad, lo que acorde a nuestro real saber y entender estar�a lejos de denominarse amor en la medida que la relaci�n con el otro siempre estar�a cargada de una gran dependencia.

La tesis de Froom, es para nosotros un poco mas ajustada a lo que realmente ser�a una relaci�n de amor (y a todas luces con muchas m�s concordancias desde la propuesta Biodanza) aunque si miramos su discurso de una manera amplia igual hay algunos elementos de neurosis en el.

Erich Fromm en su libro cl�sico �el arte de amar�, propone que el amor maduro significa: �uni�n a condici�n de preservar la propia integridad, la propia individualidad�16 y asume que este mas que una capacidad humana es un arte que debe ser no solo aprendido, sino adem�s asimilado y practicado para que pueda vivencirase de la mejor manera. Fromm parte de tres premisas que generalmente las personas asumen y que les impide desear aprender el arte de amar.

1.      Para la mayor�a de las personas el problema del amor radica en ser amado y no en amar. Es decir se est� mas atento a la buscar la mejor forma de ser amado y no hacia fortalecer la propia capacidad de amar, de hacerse dignos de ser amados.

2.      Existe una suposici�n mas o menos generalizada de que en el amor el problema es de objeto y no de facultad: existe la creencia que amar es muy sencillo y que lo complicado en encontrar a quien amar; se desplaza la

16 Fromm, E. P. 30


 

atenci�n hacia el encuentro de un objeto amoroso ajustado a los presupuestos sociales que est�n muy ligados a las disposiciones del mercado imperantes (atractivos). Existe una priorizaci�n del �qui�n? Sobre el �c�mo?.

3. La confusi�n existente entre la experiencia inicial del enamoramiento y la situaci�n de permanecer enamorado (o amar). Esta premisa es compartida por varios autores que ven en el enamoramiento simplemente un fen�meno de car�cter visceral, de archicortex... qu�mico; es una experiencia propia del inconsciente en donde lo que moviliza a la persona es el deseo, pero que tiene la cualidad de desintegrarse en un corto tiempo, per�odo en el cual el individuo se va haciendo cada vez mas consciente del otro y es obligado a aceptar libremente al otro conociendo de antemano sus defectos, errores o asiertos y cualidades; hecho que implica pasar al amor definido por muchos como la aceptaci�n incondicional del otro; en palabras de Maturana (1996:47) a partir del concepto de la biolog�a de amor: asumir �al otro como un leg�timo otro en convivencia con uno�.

Con todo, quisi�ramos atrevernos a formular nuestra propia definici�n (que estamos seguros que no es del todo nuestra).

Ya acordamos que la identidad ten�a que ver con el Ser. La pareja se conforma por la decisi�n que toman dos personas, quisi�ramos intuir que son dos seres con identidades adecuadamente construidas, es decir un yo y un t� (que a la vez es un yo) . de esta manera concebimos la relaci�n de pareja como

�La uni�n de un yo y un t�, para construir un nosotros (que es m�s que el yo y el t� Individualmente), en donde yo y t� mantienen su identidad�.

Rolando Toro plantea, citando a Mart�n Buber, que la aparici�n del concepto �nosotros� significa un requerimiento del concepto de identidad, a partir de all� no existe el yo sino el nosotros.


 

As� mismo, al plantear del amor desde el enfoque del problema de la identidad, Toro comenta que este se convierte en un drama de dos identidades que luchan por la unicidad y la comunidad, en una identidad mayor, que nosotros denominamos identidad de pareja

Dos formas de Ser en pareja

Ya abordado el problema de definir la relaci�n de pareja, podemos dar respuesta a la pregunta antes formulada sobre �c�mo se estructura la identidad de pareja?

La antropolog�a existencial explica que existen dos formas de vivir la relaci�n con el otro desde una perspectiva ontol�gica:

1.      �Ser para el Otro�

2.      �Ser con el Otro�.

En el primer caso el yo se pierde en el otro (tu), quedando relegado a las necesidades y caprichos de este. Qui�n importa es el otro; este impone un proyecto de vida que es vivenciado en pareja. La identidad del yo pierde contextura para apoderarse de una identidad prestada que dif�cilmente un ser humano pueda llegar a calzarse c�modamente, aunque tal vez si pueda lograr una pseudoadaptaci�n que nuble la conciencia propia por largo tiempo.

Por el contrario, en el segundo caso (ser con el otro) cada uno de los participantes en la relaci�n mantiene su identidad, al tiempo que sin�rgicamente se encuentra para experimentar la vida desde la perspectiva del �nosotros�. En este estado, es vital que ambos tengan sino claro, por lo menos si se encuentren en el camino de aclarar su propio proyecto de vida.

Ahora bien, es l�gico pensar que cada una de estas dos opciones plantea tipos de relaci�n diferente. Cuando se busca �Ser para el otro� se propone un tipo de


 

relaci�n basada en el miedo: ambos integrantes dependen el uno del otro para mantener el statu quo de la relaci�n, lo que genera gran incertidumbre y por ende una fuert�sima dosis de temor. La desconfianza resulta ser uno de los problemas m�s com�n en tanto que para poderse mantener en un espacio relacional como este es necesario tener un muy bajo nivel de autoestima.

Por el contrario en una relaci�n de pareja en donde existe tanto identidad individual como de pareja, del tipo "Ser con el otro�, se centra en la confianza y la complicidad; ambos integrantes viven la seguridad y logran sentir permanentemente la potencializaci�n y el desarrollo personal. El otro es una referencia, tal vez �la� referencia, pero nunca llegar� a ser el yo.

Sabemos lo complejo que es lograr este proceso en una cultura como la nuestra que no solo pondera, sino que promueve la despersonalizaci�n y el individualismo; las din�micas sociales, pol�ticas, econ�micas, espirituales, etc. Promueven la salvaci�n individual como la panacea y relaciones de pareja que no llegan a ser mas que dos seres en busca de una identidad propia que comparten espacios y tiempos, sin llegar a convivir ya que esto en palabras de Rolando Toro significa �ser con otro�, es decir �adquirir la capacidad de v�nculo afectivo�.

RELACIONES DE PAREJA CON IDENTIDAD

Surge ahora una nueva pregunta �es entonces posible llegar a vivir una relaci�n de pareja con identidad?

Por su puesto que si. Aunque tambi�n tenemos que decir que la dificultad de llegar a este estado no estriba en el amor mismo, sino en las construcciones mentales y creencias que al respecto se han creado socialmente y en las exigencias de car�cter inconsciente que las personas hacemos a nuestras parejas y que en la mayor�a de las ocasiones resultan extremadamente salidas de tono.


 

 

 

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